lunes, 22 de agosto de 2022

Continuación de Juan Felipe Ocampo Hernández

Ser sensibles es la maldición de los benditos, los favoritos del destino deste mundo incierto.

Pero si en algo estoy clara es que siempre que pasa presto y atento por los pasadizos de acá, deste cuerpo emergen fuertes palpitaciones, aquí la norma es la convergencia, vivir el día; la melodía del reloj y un trago de templanza y ponen todos los sueños sobre la mesa, se forman lianas y se lían los destinos con un –hola-. aprender a fluir con el volver y el ir, dejarse ir y ser, sentir, saber decir perdón y gracias. Gracias a las voces de dulzura que susurran los te quieros y temores. El abrazo y la mirada firman el acuerdo de –hasta entonces-.

-  eso dice el ánima nostálgica que invade en las despedidas, la invocan estos tiempos de florecimiento, porque crecer duele y aprender libera; escalar por la espiral... La maestra hizo chispas y yo en primera fila siempre me deleité, la carga corre y me posee un deseo de crear, y creo que –estar- redefine el placer, estar aquí es un constante sentimiento inédito, las ganas y el monumento hecho de dudas y logros ponen a la gente a hablar de ciencia, y sale el don de lenguas, y salen manifiestos, investigaciones, relaciones y canciones, es algo mágico hasta para el escéptico, es algo histórico.

Mirarse al espejo y reconocerse enigmático, mirar alrededor y encontrar al zorro que ronda la facultad, hacerse uno con el hábitat, de eso les hablo, sentir la pirotecnia neuronal producto del colisionar de lo causal o del destino, como sea aquí estamos jugando el mazo completo, porque para la tumba nada y por la causa todo; romper la crisálida, saludar al lucero del alba y bajar la montaña no sin antes guardar la semilla de la aventura en el pecho, sin techo para las ganas de vivir esta experiencia onírica, junto a estos seres míticos, en esta tierra volcánica (hablando en metafórico). 

La realidad se resquebraja, pero la tormenta amansa y ahora más que nunca el ser amasa sentimientos de afecto. Así concluye este capítulo del devenir y del volver a vernos, re-conocernos, habitar, coexistir y despedirnos. Degusta la cosecha en tu viaje que la vida es breve, te veo luego espero, sino, fue un gran gusto. 



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