lunes, 22 de agosto de 2022

Espirales de Elías Ricardo Cogollo Valdés

Frente a las cosas, realmente, no he tenido tiempo, frente a la realidad tampoco. Siendo honesto, por lo menos dos veces en mi vida lo he tenido claro, la primera en medio de garabatos y trazos mal hechos, aunque dicientes, en alguna fila para la merienda o meditando entre materias después de algún recreo, la segunda (con pasos más firmes), después de algún análisis complejo y futurista, pensando la respuesta a alguna pregunta, en medio de las escaleras que llevan a alguna cafetería o a las afueras de cualquier salón que abunda de conocimiento. A pesar de esto, la puntería nunca ha sido al blanco y la vela siempre a medio alzar (en cada zarpazo).

Sin embargo, eso no me ha preocupado tanto, no lo suficiente para ejecutarlo, escuchar algún quejido en alguna revuelta representante de los llantos de aquellos dignos de llorar me ha vuelto más pasivo, como esperando el momento. Aunque esperar no es lo mío he sabido encontrar mis lugares y mis placeres, la gota fría la sudé hace tiempo y la nota subyacente desde siempre me lleva persiguiendo, por los salones, por los pasillos, entre cuadernos y en el trazo de mi lápiz, aunque escondida, siempre peligrosa (para escribir).

Aun así, desde que estaba perdido y olvidado, viendo pasar gente, lugares, momentos, entre tumultos de ideas, de personas, de pensamientos. Pero intacto, sin dejar borrar la huella que iba marcando, aunque cambiando cada vez de zapatos, de vestimenta, de portamento y de semblante en general, desde ese momento en que empecé a reconocer entre todos y entre tantos, desde que empecé a reconocerlos (de nuevo), en ese momento olvidé reconocerme, y a pesar de los tiempos ni siquiera recordaba haber empezado a hacerlo. Pesado, denso, sin cabida y a medias vueltas de mi vida de papel maché, rasgada (a medias rasgada), empecé a recordar o a intentarlo y por fuerte que fuera la ola no amenazaba ante mi pálpito certero, ni por oscuro que pareciera el pasaje lograba pincharme la vida (ya a tres cuartos), porque desde ahí empecé y dije <<desde este instante>>.


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