- Madre he pasado a la universidad nacional.
En otro caso la respuesta sería satisfactoria, pero doña
Flor solo podía sentir angustia
- ¿Mijo usted que va a hacer por allá? (Guatapé estaba muy
lejos de Medellín, él era el primogénito sobre tres hijos más, los gastos
simplemente no darían abasto)
Dice que vendía
lasañas para mantenerse, vivía en un cuarto en el Carlos E, usualmente iba a
clase, tuvo trabajos de oficio en bares y pizzerías, vivía el día a día. Para mí sus relatos se situaban en los años
2000, hablaba de la locura del cambio de siglo, de las fiestas los viernes en
la curva o en el Carlos E, de la vez que le sirvió de modelo en un desnudo a
alguien de artes, "se imprimieron fotos por toda la universidad la gente
pasaba las rasgaba o las arrugaba" (se reía mientras lo recordaba, no como
un acto de rechazo aberrante, sino como la mejor de las bromas nunca
hechas). Mencionaba mucho a su club de
cine con sus reuniones de las tardes, así mataba a la rutina sin dejar que se
volviera agobiante, sus deudas en la biblioteca eran estrafalarias solía
quedarse con los libros mucho más de la cuenta, siempre que me hablaba de la
universidad no había nostalgia en su voz, sino un anhelo ferviente por los
viejos tiempos, él finalizó un pregrado
en historia, ahora es profesor de humanidades en un colegio prestigioso, han
pasado veintiún años pese a ello la primera vez que pise el campus sentía que
yo había estado ahí en ese cambio de siglo, en esos corredores y en esos pasillos
que tanto él me relataba.
- solo quería decirte que yo conocí tu universidad, que
también pasé a la Universidad nacional.
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