lunes, 22 de agosto de 2022

Universitas de Antonio José Arroyave Tamayo

Re-conocer… un término ante las distintas infinitas y posibles definiciones en la contemporaneidad que cae en lo ambiguo; no tiene un estado de solidez ante la permutación cotidiana, no tiene un rastro de recuerdo…

Hablando de recuerdo, tengo en mi memoria tejido un momento, o una cantidad catastrófica de estos que solo me han provocado un hastío inmenso y un sentimiento de vértigo en la altura mínima que ofrecen los cuerpos en el universo: la vida es un compendio de estos maquiavélicos “recuerdos” que uno a uno se va corrompiendo en su propia naturaleza, y estos fotogramas nos irradian la idea de sentimientos de profundos de complejidades absurdas. Ahora mismo si cierro mis dos ojos, tras esos párpados existe la visión de las veces que mi bella madre pudo dar una caricia que calentó mi cuerpo y me dio la seguridad que me arrebató la lluvia fría, al tiempo que si me concentro lo suficiente puedo observar con una mueca todos los instantes en los que la vida me pateó, me usó y me hizo sentir lo que yo mismo significaba en esta sociedad estructurada a base de vicios y miedos: nada...

Soy nada, y estoy convencido de eso, abro los ojos y miro el cielo y alegre de mi audacia anuncio a las constelaciones con un grito desde mi alma que yo, como ellas, tengo una forma, una forma de nada, un minúsculo ser ante el ruido desgarrador con el que caza la existencia, nada ante el polvo estelar que envuelve la entropía, nada ante el mismo canon que rige a la historia humana, nada ante el propio vacío, pero aun en mi situación algo denigrante ¿podré soñar?

En el trayecto de mi vida sé que cada paso fue una debacle direccionada al sin sentido, donde me supe apoltronar como si fuera mi trabajo por el resto de mis días, sin contar una infancia feliz o eso se por la nostalgia, todo fue un engaño. Re-conocer, una palabra ambigua y sin solidez, ya que quiero conocer lo que sigue en mi vida, pero todo son tinieblas. Accedí por la terquedad de seguir coexistiendo con las ideas de lo “normal” a lo que los romanos llamaban Universitas: “el conjunto de todas las cosas”… interesante para alguien que se atribuye a su ser el no significar nada, una paradoja. Puede ser que este sitio me enseñe cual es el significado de esa palabra de reconocer, y puede ser, puede ser, que cuando conviva en aquel sitio tenga una nueva oportunidad de redención, y que ahora sea re-empezar, labrar un camino nuevo, creer que merezco tener sueños como otros, aceptar que puedo palpar las oportunidades, revivir mi ser social con palabras nuevas, hasta conocer el amor si es digno de mí, una novedad por favor. O al menos de eso tengo la esperanza, de vivir.

3 comentarios:

  1. Qué hermosa forma de describir la forma en que percibes lo que muchos consideran un simple concepto.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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